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Opinion

Nunca le creí a Fernando Manzanilla Prieto el haberse distanciado de Rafael Moreno Valle Rosas. Al contrario, le encargó ser una cuña en la oposición. Era su avanzada en su añoranza de convertirse en huésped de palacio nacional, teniendo como prioridad destrozar la imagen del presidente Andrés Manuel López Obrador. 

Eduardo Rivera no es la primera vez que está envuelto en escándalos, y los temas que lo envuelven de robo, corrupción y cinismo es parte de la imagen que siempre lo ha representado. 

No es casualidad que tras algunas reuniones entre el socio y extorsionador de Arturo Rueda y el dirigente del PRI, Néstor Camarillo, se esté iniciando una ola de guerra sucia contra el senador y candidato único de Morena, Alejandro Armenta. 

La reunión que sostuvieron hoy, al filo de las 14.30 horas, en el restaurante Barra Castiza, Néstor Camarillo Medina y el extorsionador Arturo Rueda Sánchez, denota claramente que la gente de Ignacio Mier Velazco trabajará contra Morena y sus aliados, pero, además, que no hay divorcio entre Enrique Doger Guerrero y el presidente del PRI estatal. 

El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador -AMLO- ha hablado de enviar al Congreso 10 iniciativas para Reformar la Constitucional, aún a sabiendas que difícilmente serán aprobadas porque no tiene MORENA y sus aliados la mayoría calificada, pero eso no le importa porque es parte de su plan para atacar a la oposición, sobre todo porque esas modificaciones son meramente electoreras.

Las encuestas se han convertido en el portavoz de las y los ciudadanos, así como un reflejo de posibilidades futuras, y así como posicionaron en su momento a Alejandro Armenta como la mejor opción para Morena ahora lo mantiene con gran ventaja ante Eduardo Rivera. 

Estoy convencido de que el armentismo pasó de proyecto a certeza, que habrán de confirmar sus millones de seguidores, así como los pesimistas o incrédulos la noche del 2 de junio. 

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