Si bien es cierto que Coordinador de Comunicación Social del gobierno de Puebla, Fernando Alberto Crisanto Campos, aplicó la frase;  “La dictadura es el sistema de gobierno en el que lo que no está prohibido es obligatorio”, también es cierto que a quien no se alineaba con el 50/50 del presupuesto que entregaba a los medios, además de no darles nada, le cerraba las puertas a los eventos del estado.

La corrupción, la impunidad, la opacidad y la falta de rendición de cuentas son los motivos de hartazgo y desencanto de la sociedad, pero para el gobernador interino Guillermo Pacheco Pulido, “Lo anterior es un problema cultural”; porque hasta ahora, se ha dedicado a cubrir los desvíos de recursos de funcionarios morenovallistas, son temas que quieren que olviden los poblanos y que jamás trabajo en su administración.

Se dice que ya casi no se escucha, afortunadamente, aquello de que la historia es infalible. A esta altura, bien sabemos que la historia se equivoca, se distrae, se duerme, se pierde tal y como ha sucedido en el ausente gobierno interino a cargo de Guillermo Pacheco Pulido, quien no ha podido resolver un problema del estado tan simple como la negociación del transporte público que pide un aumento a la tarifa como si ofrecieran un buen servicio a los poblanos.

El intento de secuestro presentado este 4 de junio por el regidor de Amozoc, Carmelo Juárez, no es más que un intento de “caja china” para salvar el pellejo de su patrón el presidente municipal, Mario de la Rosa Romero, quien tiene un grave problema de gobernabilidad, tan grave que lo quieren fuera de ese puesto.

No para todos los que viven en Puebla les brillará el sol a partir de hoy con la llegada del nuevo gobernador de Puebla, pues a pesar de que Miguel Barbosa hablaba de una reconciliación, jamás habló de una absolución de quienes lo traicionaron, lo humillaron, se burlaron, le robaron y formó parte de lo que es llamado en la cuarta transformación "la mafia del poder", en Puebla específicamente a los seguidores del Morenovallismo y menos para quienes le arrebataron la gubernatura el año pasado.

Hoy después de estar tomando un buen café negro en la mañana, recordé la frase de Winston Churchill en la que refiere qué; “El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar después por qué no ha ocurrido” y me pregunté, ¿por qué la necedad de Héctor Sánchez de seguir en el poder, cuando está más quemado que un papel utilizado para prender el carbón y es más que evidente que hay rencores políticos que no se van a olvidar fácilmente? Cuando de la anda escuché un mensaje político que decía “la cuarta transformación son todos los poderes públicos, el poder legislativo, el poder ejecutivo y creo que muy pronto será el poder judicial”, así es palabras que salieron del mismo candidato a la gubernatura de Puebla por Morena, Luis Miguel Barbosa Huerta.

El filósofo y anarquista Mijaíl Bakunin decía que “Los estados poderosos sólo pueden sostenerse por el crimen. Los estados pequeños sólo son virtuosos porque son débiles” y en efecto lo podemos ver en el estado de Puebla con la absurda manera de trabajar su poder, por un lado, tenemos al famoso autor de “le doy moches al ex gobernador por mi puesto”, ósea al presidente del Tribunal Superior del Estado de Puebla, Héctor Sánchez Sánchez, y del otro lado al presidente del Congreso local, José Juan Espinosa Torres, quien quiere autoaprobarse su cuenta 2016 y le miente al Congreso al poner a Arriaga como titular en ese año. Su cinismo, lo explicaremos a continuación.