En una carta abierta, el cardenal canadiense Marc Ouellet dijo que las acusaciones de Viganò son una "maniobra política vacía sin justificación real", rompiendo el silencio que hasta ahora habían mantenido los cargos de más relevancia del Vaticano.
Ouelle, prefecto de la poderosa Congregación de los Obispos, calificó de "increíble e improbable desde cualquier punto de vista" el acusar al Papa de "haber encubierto con conocimiento total a este supuesto depredador sexual y ser, por tanto, cómplice en la corrupción que se está extendiendo por la Iglesia".
"Tu posición actual me parece incomprensible y extremadamente reprensible, no solo por la confusión que siembra en las personas de Dios, pero porque tus acusaciones públicas dañan seriamente la reputación de los Sucesores de los Apóstoles", escribe en la carta.
En agosto el exarzobispo Viganò, exembajador del Vaticano en Estados Unidos, pidió la renuncia del Papa, alegando que protegió durante años al cardenal estadounidense Theodore McCarrick, quien renunció en julio.