Pasaron 15 días para que los periodistas Alejandro Mondragón y Mario Alberto Mejía dieran a conocer el acontecimiento que pinta de cuerpo entero a un prepotente y soberbio Mario Riestra, sobrino del gobernador de la ignominia Mariano Piña Olaya.
Calificar de delicado el asunto no es exagerado, porque Riestra amenazó de muerte al director editorial del periódico El Universal Puebla, Ricardo Gutiérrez Loyola, quien decidió denunciar penalmente al candidato edil ante la fiscalía, bajo la averiguación FGEP/CDI/FIM/FIM/VII/006116/2024.
Me extraña que los testigos no se atrevieran a hacerlo público, no sé si porque tienen compromisos económicos con el panista y creen que ganará la presidencia municipal, lo que les aseguraría concesiones, obras, jugosos convenios y premios especiales.
Riestra, llegó acompañado de su operador de medios Alberto Pérez Peña, dirigiéndose a la mesa 9 donde se encontraba Ricardo Gutiérrez, viendo la escena Sandra Guevara, jefa de comunicación de Pepe Chedraui Budib; Martha Ramos, directora general del Grupo Editorial Mexicano, quien reprobó la conducta y dijo que una persona así no puede gobernar la capital.
Asimismo, Rodrigo Abdala, Franco Rodríguez, Jesús Ramos y Pablo Ruiz, se sorprendieron.
El escándalo cundió, porque Mario Riestra se dirigió al periodista de esta forma: “Ya no golpees tanto en los medios y deja de mandar información a los medios nacionales, hijo de tu puta madre; vas a chingar a tu madre; conmigo no juegas porque no te la vas a acabar, yo sí te voy a romper tu madre”.
“Chingas a tu madre; te voy a desaparecer; deja de estar haciendo pendejadas; no sabes con quien te estás metiendo”.
“Chinga a tu puta madre; te voy a reventar; te voy a partir tu madre en el momento que te vea y no te la vas a acabar”.
Elegante el léxico del hombre que quiere ser alcalde de Puebla.
¿Habrá consumido algo que lo enloqueció?, se preguntaban los asistentes unos a otros.
La versión corrió de boca en boca.
Entonces, ¿por qué tantos días en difundirse?
Estas sí son amenazas de muerte y no chingaderas como las que inventó Riestra a un borrachito de San Francisco Totimehuacán.
No hay forma de negarlo.
Son muchas personas las que vieron y escucharon.
Los periodistas que se atreven a escribirlo y comentarlo, imagino que apenas se enteraron, como es mi caso.
Si Riestra quiso comprar el silencio de Ricardo Gutiérrez Loyola, se equivocó y tendrá que responder a la denuncia.
Si los que sabían del hecho guardaron silencio por estar comiendo maíz de su mano, lo entiendo, es la clase de periodistas que tenemos sin convicciones; sin profesionalismo; hipócritas que no saben de lealtades; acostumbrados a cobrar donde sea, justificando su vergonzoso proceder con el cuento de que tienen que sostener su empresa y saciar el hambre con galletas y un refresco de cola rebajado con ron.
POSDATA: ¿Por qué Mario Riestra Piña no organiza un carrusel de medios nacionales y cuenta el papelazo en el hotel “Presidente Intercontinental”, igual que hizo para denunciar al albañil y panadero Alejandro Martínez Gutiérrez, quien -juró- lo amenazó el 21 de abril, diciéndole al oído un par de veces: “Tu cabeza vale 15 mil pesos”?
Se supo posteriormente que su historia fue producto de un montaje y que el señor Martínez ya no aparece por ningún lado.
Riestra, se victimizó para ganar simpatías previo a la elección del 2 de junio.
El panista ya demostró de lo que es capaz.
Salió a relucir su verdadera personalidad morenovallista, justo el 30 de abril, día del niño y fecha que aprovechó El Sol de Puebla para festejar su 80 aniversario.
POSDATA 2: ¿Dónde están las plumas de Riestra; los mercenarios que mantiene a billetazos?
No se callen, defiendan a su patrón, es lo menos que pueden hacer.
POSDATA 3: Son los mismos chupatintas que sirven a la causa del toluqueño Eduardo Rivera Pérez.
¿No tienen algo mejor para su defensa?
Remedos de periodistas.
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