Es un delincuente consumado, no víctima.
Pasó 14 meses en las sombras de Tepexi de Rodríguez, le faltan 13 para completar la condena. Y podrían extenderse si es hallado culpable de otros delitos que, según él, ya los tiró con amparos y los buenos oficios de sus abogados.
Esto nunca podrá borrarlo.
Ha destrozado honras y se ha enriquecido vilmente amenazando a funcionarios o vendiendo información.
La extorsión se persigue de oficio; no basta el perdón de Jorge Estefan Chidiac.
¿Cómo puede Ignacio Mier Velazco, próximo senador, seguir de socio, amigo y cómplice de Rueda?
¿Qué los une?
La respuesta parece obvia.
Grave error haberle concedido la libertad condicional, porque solo propició que Rueda se sintiera protegido y continuara delinquiendo. Lo peor para el juez Hernández Jiménez es que el propio extorsionador ya abrió la boca exhibiéndolo como un mercader de la justicia o que actúa por consigna.
Estas son las palabras de “Tocino” Rueda: “El juez me dijo que el fiscal le abrió una carpeta de investigación por haberme dejado en libertad del penal de Tepexi. Arturo Rueda, yo necesito que me marque o el gobernador Sergio Salomón o Jorge Estefan Chidiac para que tenga yo la tranquilidad de que no me va a pasar nada, porque si no, me van a chingar desde la fiscalía. Por supuesto, nadie le marcó, porque el gobernador no iba a intervenir, porque Jorge Estefan Chidiac ya había dado el perdón y ya había hecho todo lo que tenía que hacer para matar ese asunto y, sin embargo, el juez fue amenazado, tan es así que después de la sentencia fue trasladado a otro juzgado”.
Un juez hablando con un preso; prácticamente negociando con él y sugiriéndole gestione una llamada telefónica poderosa para liberarlo y otorgarle medidas cautelares suavecitas.
¿Si nunca llegó la llamada, según Rueda, cómo es que actuó el juez con tal irresponsabilidad?
Su cambio de Cholula a Atlixco más parece un premio y al mismo tiempo lo desliga de un asunto penal que ensució y, por lo tanto, debería haber consecuencias legales que nada tienen que ver con amenazas o venganzas.
Aplicar la ley con honestidad, sin sesgos, basta para alcanzar la justicia.
A estas alturas es obligado que se informe sobre los procesos que enfrenta Rueda Sánchez por lavado de dinero, evasión fiscal, creación de empresas fantasmas y realización de negocios con dinero de procedencia ilícita.
Ayer, de pronto, el administrador de reputaciones, como él mismo se define, apareció internado en el hospital Ángeles, no se sabe si para purgarse y bajar de peso o tratando de que le regulen la elevada presión arterial causada por el miedo a ser castigado por sus actos delictivos que han adornado gran parte de su vida.
Desde un cómodo sillón del lujoso nosocomio, Rueda utilizó a sus amigos para que lo entrevistaran y subieran en redes sociales un video llamándose perseguido político, responsabilizando erróneamente al fiscal Gilberto Higuera Bernal. Al mismo tiempo, envío cartas a medios de comunicación locales y nacionales victimizándose, seguramente pagando el espacio para su publicación o convenciendo a incautos periodistas que consideran que la libertad de expresión hasta en la calumnia es sagrada.
¡Vaya cinismo!
POSDATA: En 2011, recién iniciado el gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas, el juez Miguel Ángel Hernández Jiménez fue propuesto para ocupar el cargo de magistrado en el Poder Judicial. Las ternas fueron encargadas al entonces secretario de Gobernación, Fernando Manzanilla Prieto y al titular de Servicios Legales de Defensoría Pública, Juan Pablo Piña Kurczyn, hijo de Mariano Piña Olaya y yerno de Rafael “Falín” Posada Cueto.
Dicen los enterados que no pudo ser magistrado por tener en su expediente denuncias por solicitar favores sexuales a mujeres presidiarias a cambio de reducirles su condena; además, ha sido acusado de extorsión y acoso.
POSDATA 2: Arturo Rueda Sánchez, nunca se redimió en el penal; la conciencia lo traiciona; su calidad moral es enana y rechoncha.
Salió de la cárcel cargando un rosario para engañar al prójimo como así mismo.
¡Blasfemo!
POSDATA 3: Rueda, alias “Tocino”, ofrece disculpas al gobernador electo por los posibles excesos informativos en los que ha incurrido.
Nada tiene que ver Alejandro Armenta en los asuntos de Rueda Sánchez. Por lo tanto, las disculpas salen sobrando.
La información que maneja el extorsionador no tiene credibilidad y sí mucho de indignación social. La calumnia, el soborno y la extorsión, es lo mejor de Rueda y lo exhibe permanentemente.
Son los tribunales los encargados de impartir justicia aplicando la ley. Es ahí donde Rueda tiene que acudir y desahogar sus penas.
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