Al hablar sobre esta nueva versión en stop-motion del clásico de Carlo Collodi, Guillermo del Toro recordó que les tomó entre 14 o 15 años en realizarla, casi la mitad de su carrera como director “porque se quiso hacer demostrando que la animación es cine o no es un género hecho para niños, sino un medio que nos permite hablar de cosas profundas, dolorosas, hermosas de manera más adulta”.

El director mexicano habló sobre el proceso de la película, la cual tardó mil días y fueron 65 unidades de trabajo al final y que una parte de ella se filmó en el estudio de Guadalajara con animadores tapatíos destacando el movimiento stop-motion que se vive en México.

Y aseguró que la película busca animar los muñecos de madera de manera diferente y que no trata de ser una película ligera, simpática, aunque tiene humor, tristeza y tiene momentos de acción, pero que no está hecha condescendiendo de manera vertical hacia el público.

Además, señaló que los actores no hacen pantomima, sino que realmente actúan, piensan, sienten y adelantó que habrá un momento en la película que uno pensará “que buenos actores”, pero son títeres animados por los verdaderos actores que son los animadores.

Con este mensaje, el director ganador del Oscar presentó la película en el FICM y la cual se podrá ver en Netflix en diciembre de este año.