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La tolerancia sin freno destruye los derechos que pretende proteger.

Escrito por Gerardo Herrera

Quienes antes defendían la crítica y la libertad de expresión, ahora, desde el poder, exigen respeto. ¿Suena contradictorio?

Los episodios de violencia política se han intensificado, y los insultos que antes se limitaban a las redes sociales ahora escalan a empujones y agresiones físicas. Los ataques verbales a las candidatas presidenciales, a quienes han llamado “botarga” o “narcocandidata”, se han normalizado, mientras la confrontación se vuelve más física.

La senadora Lilly Téllez ha protagonizado varios altercados que parecen más propios de una vecindad que de un recinto legislativo, con el actual presidente de la Mesa Directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña, quien, por su parte, ha sido agredido tanto física como verbalmente en un aeropuerto. Esta agresión es solo una muestra de cómo los ciudadanos han pasado de la crítica legítima a la agresión directa.

Tolerar la intolerancia, como se ha dicho, es un sinsentido. Permitir insultos y agresiones abre la puerta a una escalada de violencia, como lo hemos visto con las recientes agresiones a figuras públicas.

En los últimos meses, la violencia política ha aumentado de forma alarmante, afectando tanto a funcionarios en funciones como a aspirantes a cargos públicos. Algunos de los casos más relevantes incluyen:

Gerardo Fernández Noroña – El presidente del Senado fue agredido físicamente en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Claudia Sheinbaum – Durante su campaña presidencial, fue confrontada e insultada en un restaurante en Monterrey.

Andrés Manuel López Obrador – En un evento público en Veracruz, un asistente le lanzó una botella de agua.

Norma Piña – La presidenta de la Suprema Corte ha sido objeto de ataques verbales y amenazas.

Lenia Batres – Otra ministra de la Suprema Corte que ha sido confrontada y agredida en eventos públicos.

Xóchitl Gálvez – Ha sido blanco de confrontaciones verbales durante sus actividades de campaña.

Tomás Morales Patrón  y Antonio Crespo Bolaños  – Fueron asesinados en ataques relacionados con la violencia electoral.

Bertha Gisela Gaytán – Aspirante de Morena, fue asesinada en el contexto del proceso electoral.

La violencia política en México es un desafío creciente, especialmente en el contexto de las elecciones, con más de 330 ataques registrados recientemente en los que persisten casos de violencia política de género y física relacionados con la agenda electoral.

Para el presidente López Obrador, la clave está en el respeto, no en la tolerancia sin límites. El respeto es lo que mantiene el debate dentro de los límites de la civilidad y evita que la violencia se normalice en la política. Sin embargo, su estrategia de “abrazos, no balazos” aún no ha logrado frenar esta escalada de violencia.

México se encuentra en un cruce de caminos: debemos elegir entre la democracia, basada en el respeto y el diálogo, o la barbarie de la violencia. La discrepancia es esencial en una democracia, pero no debe confundirse con el derecho a la violencia o la anarquía. El respeto, más que la tolerancia ilimitada, debe ser la guía en estos tiempos difíciles para evitar que México caiga en una espiral de confrontación que ponga en peligro los principios democráticos que tanto han costado construir.

@Gerardo_Herrer

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