Ha pasado un año de aquella jornada que reflejó rostros de alegría entre los seguidores del mixteco, pero también caras largas de los que jugaron las contras, incluyendo la ausencia notable del mentiroso Ignacio Mier Velazco que se regresó a Puebla a mentar madres y gritar que le habían robado.
Semanas después, Armenta, era postulado candidato al gobierno estatal y, luego de una campaña intensa que arrastraba 34 años de una larga trayectoria con altos méritos, ganaba la elección constitucional el 2 de junio de 2024 al abanderado del PAN Eduardo Rivera Pérez, inmerso actualmente en el desprestigio y en hoyos financieros municipales, tratando de sobrevivir adueñándose de su partido en Puebla a través de un palero yunquista, creyendo que eso le permitirá negociar su salvoconducto.
Hubo tiempos de definición que muchos políticos y empresarios desaprovecharon o prefirieron apostar al equivocado. Unos más esperaron el resultado viendo la batalla desde las galerías.
Armenta, fue contundente en las urnas.
Los poblanos se le entregaron.
Dijo que aportaría 2 millones de votos a los comicios federales y cumplió.
Camina del brazo de la presidenta Claudia Sheinbaum en trabajo, esfuerzo y proyectos, bajo los preceptos del humanismo mexicano de la cuarta transformación.
Está a 33 días, número de la suerte, de rendir protesta como gobernador constitucional, pensando en grande por amor a Puebla.
Los tiempos se cumplen.
HAY periodistas que han aprendido a leer con detenimiento la política.
Existen los que gustan extraviarse constantemente.
También aquellos que juran que siempre han estado alejados del poder y que nunca han obtenidos beneficios, mintiendo desenfrenados.
Consideran pecado hablar bien de los políticos o comprometerse por una causa; disfrazan sus inclinaciones y hacen creen que las definiciones van en contra del oficio periodístico.
Yo, pienso lo contrario.
Los periodistas deberíamos tratar de orientar e impulsar a los políticos con valores, principios y atributos que ayuden a construir una mejor sociedad, gobernando con honestidad y sapiencia.
Somos parte del pueblo.
Eso de creer que representamos al “cuarto poder” es iluso.
Hoy, cumplo 52 años de haber iniciado formalmente como reportero en La Voz de Puebla, hasta convertirme en periodista.
Soy partidario de la lealtad y aborrezco la traición.
Cumplir la palabra empeñada forma parte de mis convicciones.
¡Cuán difícil es hacerlo!
Casi imposible que la gente crea en el cumplimiento de esos deberes.
He pasado por El Novedades de México en Puebla; El Heraldo de México en Puebla; la corresponsalía de Excelsior; la jefatura de departamento de comunicación social de la SAHOP y la SEDUE del gobierno federal; subdirector y director del periódico ABC Puebla.
Después de 45 de haber sido reportero, regresé como director de El Heraldo de México y de Puebla, al mismo tiempo como columnista del periódico nacional UnomásUno.
No han faltado los programas de radio con Reflexiones.
Agradezco a Jesucristo por el milagro de vivir y ser.
A mis padres y mi familia, el soportarme.
Y a mis amigos, pocos en realidad, su amistad y reconocimiento.
POSDATA: Veré llegar como gobernador de Puebla a Alejandro Armenta.
¡Triunfará!
¡Será el mejor en la historia de Puebla!
No creo equivocarme.
Todo ha valido la pena.
Faltan 33 días.