Ana Lilia N, murió en el hospital General de Cholula luego de que pudiera escapar de la casa donde estaba aislada, sin comida y en desnutrición por culpa de sus hijos y esposo.

De acuerdo a la Fiscalía General del Estado de Puebla (FGE), el 18 de mayo de 2024, Ana Lilia logró escapar, tras una distracción de su esposo Christian Aldo al llevar a sus hijos a un balneario en Atlixco. Lo que hizo que Ana Lilia saliera de su encierro y se refugiara en casa de una amiga, la única persona en la que podía confiar, y juntas, enfrentaron el horror que había vivido. Ana Lilia denunció a su esposo y a sus hijos.

Tres días después de su muerte, un juez imputó a Christian Aldo y a los tres hijos de Ana Lilia por el delito de trata de personas en la modalidad de retención con fines de explotación, a través de trabajos forzados. Sin embargo; Ana Lilia ya no estuvo presente para ver cómo la ley, por fin hacía justicia.

Durante los últimos tres años de su vida, Ana Lilia vivió en completo cautiverio. No podía salir de la casa; las cuatro paredes que la rodeaban eran su única compañía, su única prisión. La desnutrición fue devastando su cuerpo hasta que todos sus dientes se cayeron, uno por uno, símbolo de la vida que se escapaba entre sus manos. Cuando Christian Aldo decidió marcharse en abril de 2021, llevándose consigo a otra mujer, dejó a Ana Lilia a merced de sus hijos, como si fueran perros guardianes encargados de mantenerla subyugada, de asegurarse de que su madre no tuviera otra salida más que la muerte.