Se dice que hace muchos años un matrimonio buscaba una casita para iniciar su vida matrimonial, por lo que decidieron rentar un departamento en esa unidad habitacional y casi desde el primer día que la habitaron empezaron los acontecimientos.
La señora de nombre Soledad, joven de más o menos treinta años, que había tenido un hijo hacía unos dos o tres años atrás, escuchaba ruidos raros difíciles de identificar, se le perdían las cosas momentáneamente apareciendo en otro lugar o bien escuchaba el ruido de los platos y vasos al hacerse pedazos en el suelo, y cuando llegaba al lugar del objeto roto y se apresuraba a recoger y barrer el traste roto, sentía la presencia de alguien que la observaba.
Todo esto se lo contaba a su esposo quien llegaba exhausto del trabajo a altas horas de la noche pues era un taxista.
Al principio Tomás el esposo, le decía que eran imaginaciones de su mujer, pero empezó a percatarse de los fenómenos inexplicables, porque cada día eran más frecuentes y sucedían a todas horas las 24 horas del día.
El por su trabajo salía desde muy temprano y tal vez por estar ausente, la mayor parte del día no se sentía acosado como sucedía con su esposa.
Un día, Soledad cansada y temerosa se salió de la casa con su hijo a media mañana y se sentó en la banqueta de una de las callejuelas de dicha unidad habitacional. Cuando se le acercó una señora mayor que ella y se sentó a su lado preguntado, ¿tú eres la que habita el departamento pintado de azul verdad?, Mientras que soledad se encontraba en estado de shock, por lo que sólo alcanzó a mover la cabeza asintiendo.
La señora la abrazo y le dijo ya se lo que te pasa, Soledad se incorporó desconcertada, y preguntó ¿que se supone que es lo que me pasa? En un tono molesto.
- Mira te voy a contar ese departamento se ha rentado multitud de veces y los inquilinos no duran mucho tiempo se van , asegurando que está embrujada que espantan, Soledad más tranquila le dijo que le platicara más sobre ese departamento, mientras la anciana le respondía; mira hija te cuento esa casa recién terminada fue habitada por unas personas Vagos , satánicos y cuentan que una noche completamente alcoholizados y drogados asesinaron a una hermosa jovencita ofreciéndola en sacrificio a las fuerzas del mal, y que con su sangre pintarrajearon las paredes de toda la casa, algunas veces unos inquilinos trajeron a un sacerdote para bendecir la casa y el padre dijo que era inútil que se necesitaba hacer un exorcismo, para que el alma de la joven pudiera descansar en paz.
La señora ya un poco reconfortada por la explicación pero más temerosa, le dio las gracias a la señora y se regresó a su casa para esperar a su esposo.
En la noche cuando llegó su esposo le contó lo acontecido y Tomás le dijo yo conozco a una señora en Tlaxcala que se dedica a esos menesteres mañana mismo vamos por ella.
Y efectivamente desde muy temprano al otro día se fueron a la Ciudad de Tlaxcala, llegaron con Doña Martina señora muy conocida por sus actividades artes y oficios, le contaron todo lo acontecido y llegaron a un arreglo.
La señora sacó una maleta a la que previamente le había introducido muchas cajitas y botecitos y partieron a la Ciudad de Puebla.
Llegaron a la casa y Doña Martina se instaló en el comedor y dijo que el ambiente era tan frío y pesado. Sacó algunas cajitas, un incensario y otros instrumentos indescriptibles, prendió el incensario al que le había puesto algunas piscas de lo que guardaba en los recipientes y empezó a caminar por toda la casa rezando en un idioma desconocido para ellos, Tomas y Soledad caminaban detrás de Doña Martina con unos cirios prendidos en las manos, callados con los ojos muy abiertos.
Al llegar a una de las habitaciones Martina cayó de rodillas y se empezó a persignar, ¡qué horror! ¡qué espanto! ¡qué barbaridad! gritó con lágrimas en los ojos, la sangre de esta criatura está en cada muro, el techo y en el suelo, les hizo una señal para que se hincaran a un lado de ella , los tomó de la mano , hicieron un triángulo de oración, y empezaron a orar y a pedirle a Dios, por el descanso del alma de la joven asesinada , caminaron por toda la casa regando pisos paredes techos puertas y ventanas con agua bendita.
Una vez terminada la sesión Martina abrió todas las puertas y ventanas empezó a correr un viento suave, amable, por toda la casa, el viento cedió y Martina cerró las puertas y ventanas.
Se sentó en una silla, visiblemente agotada pidió un vaso con agua y al terminar de beberla les dijo; ahora el alma de la chiquilla descansa en paz, no dijo más se levantó y les dijo llévenme a mi casa por favor.
Esa noche fue sede de la paz y la tranquilidad, nunca más hubo perturbaciones de ninguna especie. Esa leyenda es muy poco conocida por los habitantes de esa unidad habitacional los que la saben han tratado por todos los medios de que se olvide para siempre.