El sismo, que se registró en la región sur del país, provocó colapsos de edificios, deslizamientos de tierra y graves daños en infraestructuras clave.
Las autoridades filipinas han desplegado equipos de rescate y emergencia para buscar a posibles sobrevivientes entre los escombros y asistir a los damnificados.
Cientos de personas han resultado heridas y miles se han visto obligadas a abandonar sus hogares, buscando refugio en centros de evacuación temporales.
La magnitud del desastre ha generado una respuesta internacional, con varios países y organizaciones ofreciendo ayuda humanitaria.
Se espera que la cifra de víctimas aumente a medida que avancen las labores de rescate y se evalúen los daños en las zonas más afectadas. La población se mantiene en alerta ante posibles réplicas.