El verano ni siquiera ha comenzado, y el embalse de Oroville, el segundo más grande de California, en Estados Unidos, que suministra agua potable a la mayor parte de la población local, está a menos de la mitad de su capacidad este año por una intensa sequía.
La sequía es un indicador preocupante en el norte de California
John Yarbrough, subdirector adjunto del Departamento de Recursos Hídricos de California, dijo en entrevista sobre la sequía:
“Tenemos un embalse (Oroville) bajo y con condiciones de sequía en todo California, es preocupante. El embalse está mucho más bajo de lo que nos gustaría, mucho más bajo de lo normal en esta época del año. Está alrededor del 47% del promedio”.
Desde el 10 de mayo, el gobernador de California, Gavin Newsom, declaró el estado de emergencia por sequía en más de 40 condados. Las condiciones en el condado de Butte, donde se encuentra el embalse de Oroville, ya se consideran “extremas”, el nivel de alerta más alto.
No se espera que la situación, agravada por el cambio climático, mejore antes de que regresen las lluvias, en cinco o seis meses
John Yarbrough dijo que en el “buen año” de 2019, el nivel del agua alcanzaba los árboles del borde de la presa, unos 50 metros más alto de lo habitual. Residentes de la zona en California dijeron que nunca antes habían visto condiciones de tanta sequía como esta en la entidad sureña.
Muchos recordaron que en 2017 tuvieron que evacuar la zona de California porque las lluvias habían llevado a las autoridades a temer que la presa se rompiera por la presión. Cuatro años después, la situación ha cambiado drásticamente, convirtiéndose en una grave sequía.