Aleyna Olmez fue rescatada 11 días después de que se produjera el terremoto de magnitud 7,8, que destruyó ciudades enteras y dejó casi 40 mil muertos en el sureste de Turquía y en Siria.
“Parecía estar bien. Abrió y cerró los ojos”, explicó Ali Akdogan, un minero que participó en las labores de rescate en Kahramanmaras, una ciudad próxima al epicentro del sismo.
“Hemos estado trabajando aquí, en este edificio, desde hace ya una semana (…) Vinimos con la esperanza de escuchar algo”
Afirmó Ali Akdogan
“Nos alegramos cuando encontramos algo con vida, aunque sea un gato”, agregó.
El tío de la chica, llorando, abrazó uno por uno a todos los socorristas, diciéndoles:
“Nunca los olvidaremos”
Pero, después del rescate, los militares turcos instaron a los medios y a los lugareños a abandonar la escena, pues los equipos de socorristas empezaron a retirar cuerpos de entre los escombros.
Casi 40 mil muertos por sismo en Turquía y Siria
Según los últimos balances de las autoridades y los médicos, al menos 36 mil 187 personas murieron en Turquía y 3 mil 688 en Siria a causa del sismo, ocurrido el 6 de febrero, y de sus réplicas; llevando el balance total confirmado a 39 mil 875 fallecidos
Turquía suspendió las labores de rescate en algunas regiones. El gobierno de Siria, un país en guerra, tomó la misma medida en las zonas que están bajo su control.
Intentan robar bebé en pleno caos por el sismo
Por otro lado, un hombre de 55 años y procedente de Ankara, fue detenido en la provincia turca de Hatay (sur) mientras intentaba robar un bebé en un hospital, aprovechando el caos generado por el sismo, informó la agencia de prensa oficial Anadolu.
El hombre se presentó como un exresponsable de la policía en el establecimiento, situado en la ciudad de Samandag, y reclamó un bebé, indicando su nombre, según Anadolu.
Fue detenido y esposado, y estaba en posesión de varios documentos de identidad falsos.
Sobrevivientes del terremoto en Siria acampan entre ruinas
Desde que el terremoto destruyó su casa en el noroeste de Siria, Suzanne Abdalá, una maestra de escuela, acampa con otros nueve miembros de su familia en un pequeño camión a dos pasos de lo que era su hogar.
“Nos amontonamos a diez en ese camión. Dormimos sentados”, explica esta mujer de 42 años, con la cabeza envuelta en una bufanda de lana para protegerse del frío.
El terremoto que sacudió Turquía y Siria el 6 de febrero devastó la pequeña ciudad de Jandairis, en la frontera turca.
Suzanne no encontró más refugio que el camión de su suegro, instalado en medio de las ruinas en una calle donde casi ningún edificio permaneció en pie. En el interior, siete niños -los suyos y los de su cuñada- desayunan con mermelada, leche cuajada y aceitunas.
El bebé de 14 meses de Suzanne duerme en una hamaca improvisada que preparó con una manta que cuelga del techo.
“Nuestra situación es muy difícil, sobre todo porque tengo un bebé. Esta mañana tenía su mano entumecida por el frío y lo puse al sol para calentarlo. Necesitamos un techo, necesitamos ayuda para estos niños pequeños”
Explica la madre
La familia amontonó colchones y mantas sobre el camión.
Hasta 5,3 millones de personas corren el riesgo de quedar sin hogar en Siria tras la catástrofe, advirtió un alto funcionario de la ONU pocos días después del sismo.