En un acto de cercanía, solidaridad y trabajo directo con la ciudadanía, el gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, encabezó la Faena Comunitaria número 23, en la zona de Flor del Bosque, reafirmando su compromiso con un gobierno de territorio, que escucha, actúa y mueve conciencias. “Hay que hacer más territorio y menos escritorio como lo instruye la presidenta Claudia Sheinbaum. Y hacer más obras que sirvan a la gente”, resaltó.
La jornada incluyó labores de limpieza, caleo de árboles y pintura de guarniciones, con la participación activa de vecinas, vecinos y funcionarios, entre ellos la directora de Convenciones y Parques, Michelle Talavera y el encargado de despacho de la Secretaría de Turismo, Carlos Márquez. Las faenas, aseguró el mandatario, no son para la foto, sino para trabajar, y demostrar que el servicio público se ejerce desde abajo, hombro con hombro con el pueblo.
Durante el evento, Armenta enfatizó la necesidad de mantener las obras existentes, no sólo construir nuevas. En ese sentido, propuso la creación de un comité de mantenimiento para la carretera que conecta con el mercado de Tepeaca y recordó la importancia del programa Bachetón, que atiende necesidades pequeñas y grandes, desde un bache hasta proyectos como el GTM en el Pico de Puebla.
El gobernador rememoró su paso por San Nicolás Bravo en 1989, destacando que su experiencia de vida le enseñó a valorar el esfuerzo colectivo y la dignidad del trabajo. “No soy más que nadie. No me ofende que me digan el gobernador que barre, pinta o bachea. Es un ejemplo, no una etiqueta. No soy pintor de pincel, pero sí de brocha gorda”, expresó con orgullo.
Ana Elena Mungía Cervantes vecina de la zona reconoció que los árboles han crecido mucho y es un paso importante para quienes transitan por la zona, por ello afirmó que la limpieza de las áreas comunes como banquetas y camellones beneficia a todas y todos. También para Anahí López las faenas son de gran relevancia porque señaló que por la presencia de arbustos se generan constantes incidentes de inseguridad que preocupan a las familias.
Con una visión humanista, afirmó que la faena va más allá del esfuerzo físico. Compartir lo que se sabe hacer también es servir: dar una clase de pintura, de canto o de lectura es tan valioso como barrer una calle. “Esto es un asunto bioético, un acto de amor a Puebla”, subrayó.
Finalmente, reiteró que el objetivo es que, cuando alguien entre a Puebla desde cualquiera de los siete estados vecinos, diga: “qué chula es Puebla”.