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Opinion

El panorama de Eduardo Rivera es lúgubre, lleno de hipocresías traiciones y peleas al interior del partido y de sus aliados. 

Triste y decepcionante ha sido la campaña de Eduardo Castillo López como candidato a diputado federal por Izúcar de Matamoros, en 21 días ha cancelado eventos, no ha llegado, los electores no conocen al candidato. 

El arroz casi está cocido y echará el último hervor la noche del 2 de junio, listo para servirse. 

¿A qué hora se les ocurrió a Mario Riestra Piña y Eduardo Rivera Pérez contratar los servicios de Javier Lozano Alarcón como su asesor y vocero, marginando a Nancy de la Sierra, Nadia Navarro y Humberto Aguilar Coronado? 

¿Qué clase de esperpento de la política contrató Mario Riestra Piña en la figura de Iván Galindo Castillejos? 

Los informes son fidedignos: la voz del audio escándalo en San Pedro Cholula, sí corresponde a la alcaldesa Paola Angón Silva; no se escucha quien es su interlocutor, pero ya se supo y queda claro que se negoció una candidatura con el líder del pan estatal, Néstor Camarillo Medina, en 2.5 millones de pesos. 

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