Y es que dichas acusaciones se dieron luego de que Ignacio Mier, respaldara a Alito Moreno, de procedencia priísta, para que ocupe la presidencia de la cámara alta y no alguno de sus compañeros de Morena.

Por este motivo, la acusación de Layda Sansores San Román, de que el morenista Ignacio Mier Velazco, estaría siendo financiado por Alejandro Moreno Cárdenas, el presidente del PRI, no tiene la facha de ser un pleito personal de la gobernadora de Campeche con el legislador poblano, sino pareciera ser un mensaje directamente salido de las esferas de la cúpula de Morena o incluso de Palacio Nacional para hacerle ver al aspirante a ser candidato al gobierno de Puebla de que está siendo observado en sus constantes acercamientos con los rivales de la 4T.

Esta línea, estaría haciendo que la dirigencia nacional de Morena esté analizando la posibilidad de sacar a Ignacio Mier Velazco del proceso interno –que oficialmente inicia en un par de meses– para seleccionar al candidato a gobernador de Puebla.

La mayor prueba de que el dicho de la gobernadora de Campeche no fue una declaración aislada o “un chisme”, como de alguna manera lo calificó Mier, fue por dos reacciones muy claras:

Primera: un día después de que Layda Sansores denunciara que Alejandro Moreno Cárdenas estaría comprometido a financiar la campaña electoral de Mier, en caso de que este último sea candidato a gobernador, Alito anunció que ya no buscará presidir la mesa directiva de San Lázaro y que le cede esa posibilidad a una mujer.

Segunda: Ignacio Mier Velazco respondió a los señalamientos de la gobernadora de Campeche con una deslucida expresión al decir “son comentarios de pasillo”.

Hasta ahora, se espera la postura de la dirigencia nacional y estatal de Morena sobre el caso de Ignacio Mier, esto debido a que no es la primera vez que se encuentra envuelto en estos escándalos, pues desde que dio a conocer su aspiración a contender por la gubernatura de Puebla, empezó a sumar a morenovallistas a su equipo de precampaña como a Fernando Manzanilla Prieto, Tony Gali Fayad, además de sumar a priístas como su socio del periódico Cambio, Enrique Doger Guerrero y contratar como guardaespaldas al exministerial de Mario Marín cómplice de tortura, privación de la libertad y agresión contra la periodista Lydia Cacho.