Primero traté de ignorar la falsa desaparición de Sheridan en Puebla, quien se atribuye formar parte del Frente Poblano Contra Deudores Alimentarios, mismos que han dejado en claro que ella se toma supuestos nombramientos falsos y ocupa esta organización para lucrar y robar.
Y no porque no me importara la noticia, sino porque sabía de la falsedad de la desaparición, por su situación marital y legal que viene arrastrando, y dejé pasar a que el tiempo diera a conocer el verdadero rostro de una mujer que ha robado a costa de las necesidades de otras personas.
Después, Pepe Chedraui, presidente municipal de Puebla, reafirmó el hoyo financiero de 547 millones de pesos en el Ayuntamiento de Puebla que dejó Adán Domínguez y el desaparecido Eduardo Rivera quien anda felizmente gastando esos millones en España.
Sin embargo, ese tema ya se había anunciado desde antes de la toma de protesta.
También las fuertes críticas sobre la prematura inauguración de la línea del Metrobús que dejó a medias Sergio Salomón Céspedes, quien orgullosamente antes de irse del gobierno tuvo el cinismo de poner en funcionamiento este transporte público cuando el 50 porciento de sus paraderos no están terminados.
Pero el colmo, es ver paseando en Angelópolis como si nada haciendo sus compras, a Fernando Cortés quien fue coordinador de comunicación de Eduardo Rivera, y que salió por la puerta trasera después de ser acusado de acoso por una joven practicante que hasta la fecha sigue buscando justicia.
Mi duda ahora es, ¿qué va a pasar con Sheridan, habrá algún castigo por parte de la Fiscalía y no por su falsa desaparición, sino por las acusaciones por las que está envuelta? ¿Pepe Chedraui denunciará y dará seguimiento a la deuda millonaria de Adán Domínguez y Eduardo Rivera? ¿Se le castigará a Fernando Cortés por acoso a una practicante?
Se necesita ser muy cínico para andar por la vida como sino le debieran nada a nadie, pensando que sus delitos jamás serán castigados.
Lo que si sé es que este 2025, no nos va a defraudar y habrá mucho de que escribir después.
