Para empezar debemos conocer que es un nigromante, apodo que el mismo se puso para darse a conocer en los medios de comunicación.

La palabra nigromante, designa a quien practica la nigromancia, forma de predicción o adivinación invocando a los muertos o mediante el uso de cadáveres, y por extensión práctica mágica malévola y especialmente diabólica.

Y es que su arrogancia es tan grande, que logró acumular a varios enemigos no sólo en el ramo político sino en los medios de comunicación, por su falta de ética al escribir en sus columnas, que por cierto en su mayoría de veces eran falsas.

Pensó que su insolencia prevalecería por varios años más, cuando su amigo y socio Ignacio Mier se postulara a la gubernatura y recibiera este medio de comunicación grandes y jugosos convenios en el gobierno del Estado.

Su narcisismo, lo cegó ante sus malas prácticas periodísticas acusando y señalando sin justificación alguna, hasta que en 2015, Jorge Estefan Chidiac decidiera poner la denuncia por extorsión y exhibió un video donde le pidió 10 millones de pesos, para no exhibir un supuesto audio que lo comprometía a sus aspiraciones a una diputación federal.

Un delito que fue asilado debido a favores que le hicieron los exgobernadores de Puebla, debido a los convenios que tenían con este medio de comunicación, hasta que surgió otras denuncias en su contra por lavado de dinero, involucrando a su socio Ignacio Mier y el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa decidió entonces deslindarse de estas graves denuncias y vinculación con Arturo Rueda Ignacio Mier y el periódico Cambio y mantener su imagen limpia en estos asuntos, pues suficiente tiene con los problemas que ha generado su gobierno en materia de inseguridad y delincuencia, problema que aún no puede resolver.

Es por ello; que tardó tanto tiempo su detención, y no es normal que hablen mal de Rueda otros medios de comunicación, si sus calumnias que escupía en sus columnas en su mayoría eran falsas, y como persona o jefe era un personaje prepotente, que humillaba y discriminaba a su personal, muchos de los que salimos de esta editorial fue por el maltrato que teníamos de él y despidos injustificados si las cosas no se hacían a su voluntad.

Esta es la verdadera cara de un extorsionador que sin lugar a duda vivió muchos años de este tipo de actividad y fue respaldado durante muchos años para que no llegara a prisión.