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¿Milagro, tributo o divinidad? La leyenda del mole poblano

Escrito por Henry Sánchez Ortiz

A pesar de que la palabra “mole” se remonta a la época prehispánica cuando los aztecas preparaban para los señores el “mulli” que significa mezcla, su leyenda más popular de esta exquisita comida se sitúa en el siglo XVII en el Convento de Santa Rosa.

De acuerdo a esta historia se dice que fue en el Convento de Santa Rosa, donde esta rectea fue preparada por primera vez por una monja dominica de nombre Andrea de la Asunción con motivo de una peculiar petición.

Cuando el virrey Tomás Antonio de la Serna y Aragón pasó por la ciudad de Puebla de los Ángeles, le pidió a las personas del convento que le prepararan un platillo que cautivara su paladar y fue así que la religiosa puso su mayor esfuerzo y elaboró esta deliciosa salsa moliendo diferentes tipos de chiles y condimentos en un metate. Con los aromas que despertó la mezcla sabía que estaba a punto de presentar una receta sin igual.

El resultado fue una belleza culinaria que cautivó al exigente huésped. El virrey quedó muy contento y durante su estancia pidió todos los días que le sirvieran ese exquisito platillo. Aseguró que nunca había probado algo así y que su picor lo invitaba a degustarlo plácidamente con unas esponjosas tortillas hechas a mano.

A lo largo de los años se han agregado diferentes ingredientes para enriquecer aún más la salsa, que por su versatilidad puede acompañar múltiples guisos.

Actualmente existen más de 50 variedades de mole en todo el país, los más conocidos son el negro, verde, rojo y coloradito. Además de Puebla, Oaxaca es otro estado que se caracteriza por tener un suculento mole.

En nuestro país por lo regular se sirve con una pieza de guajolote o pollo, ajonjolí espolvoreado y acompañado de arroz. Es muy común ofrecerlo en celebraciones tradicionales como verbenas populares, fiestas patronales, bodas e infinidad de eventos sociales como bautizos y XV años.

Ya sea sobre una tortilla, bolillo, una pieza de pollo o hasta en un sope, el mole es deliciosamente espectacular. Es un platillo que no decepciona a ningún paladar.

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