Puebla es conocido como un lugar de gran gastronomía, sin embargo; otra de sus grandes atracciones son las leyendas escalofriantes que tiene, entre ellos está la leyenda de la señora de San Pablo del Monte “La Llorona poblana”, y aquí te contaremos dicha versión.
Antes de la conquista, el Iztac Coatl (víbora blanca) fue venerado por los pobladores de Iztacoatepec, haciéndole una gran fiesta colocando ofrendas y presentes.
A pesar de que la palabra “mole” se remonta a la época prehispánica cuando los aztecas preparaban para los señores el “mulli” que significa mezcla, su leyenda más popular de esta exquisita comida se sitúa en el siglo XVII en el Convento de Santa Rosa.
Según cuentan algunos abuelos, allá por 1768 el Paseo Bravo era un campo de práctica militar; entre 1812 y 1833 se convirtió en el cementerio de cientos de cadáveres de poblanos que murieron a causa de la viruela y el cólera.
La construcción de esta presa está llena de misterios. El primero data de 1948 cuando ingenieros fueron a tomar niveles del Río Atoyac, muriendo algunos de ellos accidentalmente sepultados por la tierra.
La zona de los sapos, no sólo es conocida por su zona de bares, restaurantes y ventas de antigüedades, sino también porque aseguran hay dos seres de ultratumba que le da lecciones a los parranderos e infieles del lugar.
Esta leyenda data de la época prehispánica y en momento donde las plagas eran problema para la cosecha del maíz.
La historia del mole se remota a la época precolombina. Se narra que los aztecas preparaban para los grandes señores un platillo complejo llamado «mulli», que significa potaje o mezcla.
La leyenda señala que la mayoría de los pobladores de la comunidad Reyes Metzontla, también conocidos como Xentiles, no profesan la religión católica.
La Leyenda de la Casa del Perro en Puebla está basada a principios del siglo XVIII, cuando llegó a vivir a la ciudad de Puebla el Sr. Juan de Illescas con su familia, una bella esposa y una hermosa hija.