Según el informe, esta violencia vulnera derechos como la privacidad, la integridad emocional, la libertad de expresión y la seguridad digital, afectando principalmente a mujeres jóvenes y usuarias cotidianas de redes sociales.
Agresiones sexuales y perfiles falsos, principales formas de violencia
El informe del Inegi detalla que la forma de ciberacoso más común fue el contacto mediante identidades falsas (36 %), lo que sugiere que buena parte de la violencia digital ocurre desde el anonimato y la creación de perfiles apócrifos, una estrategia que dificulta denunciar y frena la identificación de agresores.
Las agresiones de índole sexual ocupan un lugar central en la experiencia de violencia digital contra las mujeres:
29 % recibió insinuaciones o propuestas sexuales
27.5 % recibió contenido sexual no solicitado
Estas cifras no sólo son más altas que las de los hombres, sino que evidencian que la violencia sexual es un componente estructural de la violencia digital que enfrentan las mujeres.
Además, un 32.4 % recibió mensajes ofensivos y 21 % fue víctima de llamadas ofensivas.
Uno de los hallazgos más relevantes es que 61.4 % de las agresiones que reportaron las mujeres provino de personas desconocidas, lo cual refuerza la naturaleza impersonal del acoso en línea—pero a la vez indica que el riesgo no proviene únicamente de extraños.
El 17 % señaló que fue agredida tanto por personas conocidas como desconocidas, mientras que 21.6 % dijo que sus agresores eran exclusivamente individuos de su entorno: exparejas, compañeros de trabajo o escuela, amistades o familiares.
En cuanto al género de las personas agresoras:
52.1 % de las mujeres víctimas identificó a hombres como únicos responsables
26.9 % dijo haber sido agredida tanto por mujeres como por hombres
Efectos emocionales del ciberacoso en mujeres
La violencia digital no termina en la pantalla. En 2024, las mujeres reportaron afectaciones emocionales significativas:
61.1 % sintió enojo
39.7 %, desconfianza
34.5 %, miedo
Estos efectos muestran que el ciberacoso, lejos de ser un “problema menor” o una interacción aislada, tiene impacto directo en la vida diaria, la autonomía digital y la salud mental de las mujeres.
Las reacciones más comunes entre las víctimas fueron:
Bloquear cuentas o perfiles (71.2 %)
Denunciar ante autoridades o plataformas (13.2 %)
Ignorar o no contestar (12.2 %)
Cambiar números, contraseñas o cuentas (10.3 %)
Sin embargo, las denuncias formales siguen siendo bajas, lo que refleja la falta de rutas claras, la revictimización y la dificultad para identificar agresores.
