​El pasado 11 de noviembre, el Gobierno Municipal de Puebla, encabezado por el presidente Pepe Chedraui, anunció con bombo y platillo la inauguración de una "Feria del Empleo Incluyente", prometiendo oportunidades reales y dignas para personas con discapacidad, adultos mayores y otros grupos vulnerables. La expectativa era alta, pues se vendió como un ejercicio de sensibilidad y compromiso social.

​Sin embargo, lo que se vivió en el lugar fue una burda simulación y una profunda falta de respeto.

​¿Inclusión en el discurso, exclusión en la práctica?

​Las personas acudieron con la legítima ilusión de encontrar un trabajo que les permitiera tener autonomía y un salario justo. Pero la realidad fue un golpe directo:

• ​Vacantes Inexistentes o Inadecuadas: Gran parte de las ofertas de empleo disponibles simplemente no eran aptas para personas incluyentes. Se trataba de plazas genéricas o que exigían requisitos físicos y habilidades que contradicen directamente el concepto de inclusión laboral, dejando claro que las empresas participantes no estaban preparadas.

• ​Ausencia de Especialización: Lo que se anunció como una feria incluyente se diluyó en una feria de empleo común, donde la mayoría de las mesas y empresas no contaban con el personal capacitado ni la información específica para atender y orientar a quienes buscan una verdadera inclusión laboral.

​El Despotismo de los Servidores Públicos

​A esta decepción se sumó una actitud inaceptable por parte de algunos funcionarios y personal de apoyo. Lejos de mostrar empatía y servicio, varios de ellos fueron descritos como déspotas y altaneros. Las quejas se centraron en:

• ​Maltrato y Poca Orientación: Quienes buscaban información o apoyo se encontraron con respuestas evasivas y un trato que solo reflejaba desinterés, ignorando la situación particular de las personas con discapacidad que requieren una atención más sensible y específica.

• ​Burlas y Desprecio a la Ilusión: La actitud del personal municipal y algunos expositores terminó por pisotear las esperanzas de los asistentes. Es una cruel ironía que un evento convocado por el propio gobierno termine por burlarse de las ilusiones y la necesidad de trabajo de las personas que más necesitan apoyo.

​El presidente Pepe Chedraui debe entender que la inclusión no es solo un buen titular para la prensa o una foto en redes sociales. Es una responsabilidad que exige compromiso real, supervisión y, sobre todo, respeto por la dignidad de cada ciudadano. Anunciar una feria del empleo incluyente sin garantizar condiciones mínimas y sin capacitar a su personal es un acto de cinismo político que merece ser señalado.

​Las personas que asistieron no buscaban caridad; buscaban la oportunidad que se les prometió. Lo que encontraron fue una farsa, un doloroso recordatorio de que, para este gobierno, la inclusión parece ser solo una palabra hueca.