Estamos en el día 81 de la nueva normalidad y han pasado 149 días que inició la cuarentena en México ante la pandemia Covid-19, por ahora, no hay fecha para que termine la peor crisis de salud pública de los últimos cien años.
Una de las cosas que más me gusta hablar en cuanto a la política mexicana, es el arte del dramaturgo que tiene que existir entre políticos para que este circo sea realmente interesante para la sociedad, pero que pasa cuando ambos homólogos del poder se enfrentan en un mismo juego que lo han tratado de perfeccionar por más de una década y no les resulta como quieren:
Las campañas negras o negativas son armas electorales que llegaron para sacar lo peor de un personaje político, denigrarlo, desprestigiarlo o dar a conocer lo peor que hay en él, lo que ha sido fácil para los opositores de Barbosa Huerta, por su forma tan visceral de responder y que la lista de sus enemigos es tan grande, que al lanzar una acusación contra alguno de ellos; hace el ridículo cuando estos les contestan y aquí les comentaré el por qué:
La situación que actualmente vivimos los poblanos ante la pandemia y la crisis económica nos da un panorama preocupante, ya que hasta hace algunos meses atrás pensábamos que este año sería bueno en muchos aspectos, en el mes de marzo todos los comercios en general, empresarios de gran y mediano capital empezaban a despuntar para vislumbrar meses de trabajo, esfuerzo, pero sobre todo de ingresos monetarios.
Las polémicas que en más de una ocasión en las que se ha visto envuelto el gobernador del estado de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta, no sólo a nivel local sino nacional por su peculiar manera de hablar sobre los temas y problemáticas de Puebla, tales como el coronavirus, desapariciones de mujeres, entre otros, han sido la marca que generó su primer año de gobierno.
No es ninguna novedad que las carreteras del estado de Puebla presentan en su mayoría baches, agrietamientos y hundimientos por la posible mala calidad en su construcción, mismas que actualmente son aprovechados por los delincuentes para cometer sus atracos cuando por defecto de estas se ponchan las llantas y se ve la necesidad el conductor de orillarse para arreglarla.
La política es la única actividad que no descansa frente a la pandemia que se vive por el COVID-19 y el grupo morenovallista sabe que su tranquilidad está en juego, pues las investigaciones que se están realizando por desvios de recursos sobre todo en tiempos de Tony Gali Fayad, tienen una doble intensión.
Parece que la contingencia sanitaria por COVID-19 en el estado de Puebla llegó a su fin con la visita del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pues se vio al gabinete federal acompañado por el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, sin uso OBLIGATORIO de cubrebocas como lo estipuló en su decreto del 12 de junio y donde además refiere que Puebla no está en condiciones para regresar a una actividad laboral normal.
En la democracia sobre todo en el estado de Puebla regida por Luis Miguel Barbosa Huerta, la libertad de expresión es el resultado de la sumisión social y mediática, donde todo lo que diga en contra de su trabajo gubernamental es significado de patanería, mitomanía o chantaje.
Esta columna no será una predicción, sino el resultado de un análisis del comportamiento social ante el gobierno del estado por la falta de liderazgo de Barbosa Huerta, el cual concluirá en una crisis económica, saturación de hospitales por casos activos de COVID-19 y un crecimiento delictivo a finales del mes de junio.