Una novela es un universo único y perfecto que el escritor va completando con cada avance de su trabajo, así lo expresó Élmer Mendoza, reconocido escritor mexicano, durante la presentación de su libro No todos los besos son iguales, en la 32 Feria Nacional del Libro de la BUAP.
Ante académicos, estudiantes y admiradores de sus obras, el también catedrático de literatura clásica en la Universidad Autónoma de Sinaloa expresó que como narrador tiene un principio: cada novela que escribe lo hace como si fuera la primera vez, lo que le permite experimentar de nueva cuenta esa fascinación y descubrimiento para jugar con el proceso creativo, evitar el conocido bloqueo del escritor y mejorar lo que ya había hecho antes en otros libros.
“Yo soy un novelista que se tiene que sentir satisfecho con lo que está haciendo; una de las intenciones de este libro era proporcionar una narrativa diferente, utilizar referentes culturales, jugar con ellos, provocar risa, crear nombres a partir de algunos municipios de mi estado, e ir contra mis propias ideas de cómo contar una historia”, relató.
Al preguntarle sobré cómo fue el proceso de construcción de los personajes de su novela, como la Bella Durmiente, comentó que se inspiró en los jóvenes de hoy en día y sus comportamientos, por lo que definió a la princesa de su narrativa como una millenial que se encuentra con hombres más tradicionales o a la antigua.
A lo largo de su charla también platicó sobre aspectos de su vida que influenciaron sus ideas y estilos al momento de escribir, así como su gusto por Shakespeare y el whisky, elementos que también ha buscado incorporar en sus libros.
Como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, mencionó que parte de su incorporación se debió a que formó parte de un grupo de escritores del norte que llegaron con nuevas propuestas narrativas, dispuestos a hacer una literatura diferente.
“Me gusta mucho desconcertar, he hecho muchas cosas en mi vida en ese sentido, y la verdad es muy divertido; nunca soñé con ser un escritor políticamente correcto, siempre me llegaba el tema de la violencia y el lenguaje, ahora el anhelo que tengo es ser autor de ciencia ficción”, afirmó.
Princesas, grandes reinos y seres mágicos parecieran ser los ingredientes comunes de un típico cuento de hadas, pero Élmer Mendoza toma estos elementos para darles un enfoque diferente a lo ya conocido en su obra No todos los besos son iguales, en la que reinventa el clásico cuento de La Bella Durmiente.