De acuerdo a algunas de las historias sobre el origen del 14 de febrero se dice que en el año 494 al cura se le canonizó y se declaró el 14 de febrero como el día de San Valentín. El papa Gelasio I fue quien le hizo santo. Y su tumba, en la vía Flaminia, fue lugar de peregrinaje durante parte de la Edad Media.
Muchos siglos después, en 1840, se tiene constancia de que por primera vez empezaron a comercializarse tarjetas de regalo con diseños románticos y que aludían a la temática de los enamorados.
Su creadora fue una mujer, la norteamericana Esther A. Howland. Por unos cuantos centavos empezó a venderlos en una librería de Worcester (Massachusetts) propiedad de su padre. Tuvieron muchísimo éxito y se hicieron muy famosas.
Aunque parece ser que lo que acabas de leer podría ser el origen de San Valentín, también los romanos tienen su versión, pues se dice que historiadores apuntan a que la fecha de la fecha de los enamorados tiene su origen en la celebración en la antigua Roma de la Juno Februata en las que los jóvenes se dedicaban a sacar papelitos con nombres de una caja para escoger el de su enamorada. O ya en el siglo XIV, en la obra de Geoffrey Chaucer que habla en uno de sus poemas de “porque es el día de San Valentín, cuando cada pájaro viene a escoger a su pareja”.
Pero no en todo el planeta la fecha del amor se celebra el 14 de febrero. En Uruguay se celebra en octubre y en Bolivia el día escogido coincide con el arranque de la primavera, el 21 de septiembre. El mismo mes en que lo homenajean en Colombia, su particular Día de los Novios y en el que se suele realizar el juego del amigo invisible. Y en San Antonio de Padua, 12 de junio, es cuando celebran los brasileños el día del amor.
En otros países como Taiwán las flores son las protagonistas, además de un código en clave. “Eres mi único amor” es el mensaje que se quiere dar si se regala una única rosa roja, mientras que once rosas quieren decir “eres mi favorita”, si el número alcanza la friolera de 99, “lo nuestro es para siempre”, y recibir 108 es lo mismo que recibir una petición de matrimonio.
En Japón las que regalan, bombones de chocolate, son las mujeres a los hombres. Pero no solo al enamorado de turno, también a amigos o compañeros de oficina.