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Desaparición del nombramiento "Patrimonio de la Humanidad" del zócalo capitalino en tiempos marinistas

Escrito por Henry Sánchez Ortiz

Destacaron especialistas que la ex alcaldesa no logró su preservación pero si cometió  actos de barbarie

Intelectuales, académicos y especialistas en conservación del patrimonio arquitectónico y cultural concluyen que, una vez más, la autoridad municipal en los años de Blanca Alcalá Ruiz, utilizó un discurso político para vanagloriarse con campañas publicitarias tales como en su momento fue “Rescatamos el Centro Histórico para atraer más Turismo” y “Manos a la Obra en su Dignificación”, cuando en realidad no se ha logró la recuperación de un espacio vital para los poblanos, pero si se les ofende diciendo que las obras son para los visitantes, cometiendo una barbarie como sucedió con el Jardín del Carmen.

Quienes por muchos años han dedicado vida y obra a preservar, defender, conservar y darle vida a costumbres y tradiciones del patrimonio tangible e intangible de la ciudad de Puebla, reprueban,  con conocimiento de causa, lo hecho por la administración de Blanca Alcalá, quien finalmente sólo escuchó consejos y asesorías de auténticos mercaderes para, supuestamente, “rescatar” el centro histórico. Consultados sobre el tema los especialistas nos dieron su crítica.

Pedro Ángel Palou Pérez

Periodista, escritor e historiador, fue en su calidad de Secretario de Cultura del gobierno del estado, en el sexenio de Guillermo Jiménez Morales, quien hizo todos los trámites necesarios para que la UNESCO emitiera la declaratoria de Patrimonio Histórico de la Humanidad  al primer cuadro de la ciudad de Puebla.

A 22 años de su inscripción como una de las ciudades en el mundo que es parte del patrimonio cultural mundial, Pedro Ángel Palou está desencantado porque una autoridad municipal decide darle otro “maquillaje” al primer cuadro, sin ir a fondo, para darle vida al casco histórico que languidece ante la modernidad.

Palou subraya que la administración municipal que estuvo a cargo de Blanca Alcalá, no manifestó disposición de elaborar el Reglamento Especial para el Centro Histórico que norme la vida de este perímetro de la Angelópolis.

Tampoco se creo el Consejo Ciudadano del Centro Histórico y, si en verdad hay interés oficial en conservar y preservar el legado arquitectónico, ya se hubiera pensado en formalizar la creación de la Delegación Municipal para el primer cuadro, lo que daría peso y fuerza a la tarea de mantener incólume lo que en su momento era un patrimonio universal.

Y puso un ejemplo. En la ciudad de Oaxaca sí funciona un reglamento para el centro y este marco normativo prohíbe la apertura de cualquier negocio de comida rápida norteamericano, mejor conocidos como fast food.

En cambio basta darse una vuelta por los portales de la ciudad de Puebla para darse cuenta que está invadido de negocios transnacionales de comida como las firmas Domino`s Pizza, Burger King, Mc Donald`s, Kentucky Fried Chicken, entre otros.

El ayuntamiento tampoco contempló  la necesidad de darle vida al centro alentando nuevamente el uso habitacional y no privilegiar únicamente el uso del suelo para actividades comerciales.

Las vecindades y los barrios que eran el sello característico del centro de la ciudad han ido desapareciendo y el primer cuadro se ha vuelto una zona muerta después de las ocho de la noche cuando, cierran los negocios.

Finalmente dijo que efectivamente lucen muy bonitas las fachadas de las casas bien pintadas pero, destacó, la autoridad cayó en el mismo cuento: el “fachadismo”, pues detrás de éstas hay vecindades abandonadas o en ruinas, signo de un centro que muere lentamente.

Señaló que debería haber otros apoyos por parte del ayuntamiento para garantizar que los propietarios de inmuebles los restauren antes de dejar que se desmoronen, y un estímulo sería en cuanto al pago del predial u algún tipo de derechos del que fueran exentos.

Gloria Tirado Villegas

Es integrante del Consejo de la Crónica de la ciudad de Puebla y presidenta del Capítulo Puebla del Seminario Mexicano de Cultura. Ella lamentó lo que hizo el ayuntamiento con el Jardín del Carmen.

La acción fue calificada por la historiadora como un “atentado” más a los contados espacios verdes que le quedan a la ciudad.

Aquí, los “especialistas” contratados por el ayuntamiento, rompieron con la fisonomía del entorno del Barrio del Carmen y eliminaron un espacio verde de recreación familiar por generaciones.

Es horrible, subrayó. La plancha de cemento que colocaron en lugar de las jardineras asemejan más a un centro comercial que un parque de provincia, que era el sabor que conservaba el Jardín del Carmen.

Gloria Tirado insiste. El Jardín del Carmen no necesitaba ninguna modificación y menos con aires de modernidad cuando, supuestamente, el proyecto era conservarlo tal cual e integrarlo a una senda con el resto del Centro Histórico. Entonces, ¿qué paso?  Se pregunta por qué tal agresión a los poblanos que en otros momentos han  salido a defender el patrimonio arquitectónico como en la época del edil Luís Paredes cuando pretendía construir un estacionamiento subterráneo bajo el zócalo.

Aquí, en lugar de recuperar espacios para la recreación familiar, se convirtió en un lugar frío, desolador, que rompe con la imagen  arquitectónica del entorno.

Ignacio Ibarra Pedraza

Ex arquitecto perito del Centro Regional Puebla del Instituto Nacional de Antropología e Historia. De entrada, el especialista explica que la delimitación de la zona monumental del Centro Histórico abarca 7.7 kilómetros cuadrados e incluye aproximadamente 2 mil 700 monumentos edificados, inventario que figura en la Ley Federal de Monumentos, resultado de las gestiones que hiciera el entonces gobernador de Puebla, Alfredo Toxqui Fernández de Lara, para proteger el legado arquitectónico de la ciudad de Puebla.

Hasta antes del sexenio de Alfredo Toxqui el centro de la ciudad de Puebla sufrió, desde la década de los 40s del siglo pasado, la destrucción paulatina de su riqueza monumental por los mismos propietarios de casas que preferían la “picota” antes que restaurar.

Hoy es diferente y los particulares han tomado conciencia de las ventajas de conservar edificios históricos, afirma Ignacio Ibarra, pero señala la ausencia de una política de estado en materia de conservación.

Cuando se adolece de políticas públicas en materia de conservación y preservación a los gobernantes se les ocurre cualquier cosa con tal de pasar a la historia y salir en la foto.

Por eso ofende que en su momento Blanca Alcalá dijera que el rescate fue para los turistas cuando los primeros beneficiados deben ser los habitantes de esta ciudad quienes, para variar, no fueron consultados ni tomados en cuenta.

Lo que hizo Blanca Alcalá con el Centro Histórico es el mismo tipo de agresiones cuando en 1962 se entubó el río San Francisco, hoy convertido en Bulevar 5 de Mayo, o se demolieron casonas antiguas para dar paso a verdaderos adefesios de edificios como donde hoy se encuentra Almacenes Rodríguez, frente a Catedral, y lo que fue el Puerto de Veracruz, frente al atrio de Santo Domingo, explica Ibarra Pedraza.

Actualmente se ha perdido el 50 por ciento del patrimonio edificado, aseguró el ex arquitecto perito del INAH, quien remarcó: trienio ganó el diseñador, el constructor; el proveedor de las lajas y de las luminarias y perdieron los habitantes.

Ahora se viene una nueva era con Claudia Rivera que a principio de su administración a sido criticada, juzgada e incluso por la misma presión ha mal trabajado un ayuntamiento que promete la cuarta transformación.

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