Quiero creer que lo externado es con absoluta honestidad, lo que hablaría de respeto a jerarquías; de disciplina; de reconocimiento a la elevada influencia de Armenta en los comicios que arrastró a muchos candidatos al triunfo; de que los acuerdos con el gobernador electo están por encima de pretensiones personales futuras y que no habrá intromisión de grupos que atenten contra la estabilidad en Puebla.
Subrayó: es lo adecuado y recomendable.
Lo contrario sería frustrante y abonaría a la convulsión política.
Pienso que habrá coordinación y una relación fructífera.
Eso mataría cualquier duda.
Sin embargo, no puedo impedir que vengan a mi memoria algunos casos de confrontación en el pasado reciente:
En 1987, Mariano Piña Olaya accedió a la candidatura de Guillermo Pacheco Pulido, a pesar de que El Heraldo de México en Puebla, que administraba Arnaldo Fernández, había recibido línea de destapar a Marco Antonio Rojas Flores. La nota de 8 columnas apareció y se preparó el acto priista en la 5 poniente. Ese mismo día, llegaba Mariano al Mesón del Ángel después de una gira por Teziutlán. Lo esperaban los coordinadores de su campaña Germán Sierra Sánchez y Jaime Alcántara y una larga fila de suspirantes.
El periodista Ángel García López, mi padre, quien había sido designado consejero por el propio Mariano, fue invitado a ocupar el lugar de copiloto en su camioneta Country café de importación. En la parte de atrás, su hijo Mariano Piña Quevedo y yo escuchábamos la plática que fue subiendo de tono mientras llegábamos a una visita domiciliaria a la casa de Miguel Quirós Pérez.
Ángel, aconsejaba que Pacheco debía ser el candidato porque el pueblo lo quería y, por lo tanto, Mariano no tendría que cargar con reclamos ni con un muerto político; más adelante (1990), Marco Antonio supliría al abogado constitucionalista. El oriundo de Champusco terminó dando un manotazo sobre el tablero de la camioneta y dijo: “Tú eres el de la experiencia, que sea Pacheco”. Por la noche ABC preparaba la información que cimbró a Marco Antonio Rojas, tumbando el destape de El Heraldo de México en Puebla.
Al otro día, Blas Chumacero Sánchez daba a conocer la decisión de los tres sectores del PRI.
Guillermo Pacheco Pulido, nunca quiso reconocer lo que estoy narrando. Pero esto lo pueden atestiguar el propio Mariano Piña Olaya, su hijo del mismo nombre de apellidos Piña Quevedo y yo. Ahí estuvimos.
Pacheco terminó peleado con Mariano y ambos dando la espalda al periodista y consejero Ángel García López, quien años atrás, en 1981, siendo jefe de prensa del alcalde Victoriano Álvarez García, vivió la confrontación con Guillermo Jiménez Morales. Y es que, el oriundo de Huauchinango, no soportaba la imposición que llegó desde el Distrito Federal.
Imposible ocultar las diferencias de Manuel Bartlett Díaz y Germán Sierra Sánchez. Este último fue candidato a la presidencia municipal, perdiendo ante Gabriel Hinojosa Rivero. Si bien el nieto del General Rodolfo Sánchez Taboada no ocupó la titularidad del ayuntamiento, no tuvo empacho en culpar de su derrota al hoy director de la CFE. El odio no se ha acabado.
El escándalo de las rivalidades escaló grandes proporciones entre Mario Marín Torres y Enrique Doger Guerrero. El ex rector de la BUAP nunca le perdonó al de Nativitas haberle ganado la candidatura del PRI, haciendo todo lo posible por hacerlo caer inyectando veneno a las difamaciones de Lydia Cacho Ribeiro que, hasta el día de hoy, prevalecen.
En todos los casos hubo caos, incertidumbre, atraso en obras, recorte de participaciones y rencores que aún flotan en el aire.
Nadie añora una analogía de aquellos tiempos.
POSDATA: Enterado de que ya es consejero político nacional de Morena, el gobernador electo, Alejandro Armenta, no duda en emitir su voto a favor de Luisa María Alcalde Luján para convertirse en líder del referido partido.
POSDATA 2: Hoy, Puebla se convierte en foro de la discusión sobre la reforma judicial.
No dude usted que será el pueblo el que elija a magistrados, jueces y ministeriales de todo el país.
POSDATA 3: Dicen los enterados que el propietario del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla, Germán Molina Carrillo, asociado con el magistrado Carlos Loranca Muñoz, buscan crear una asociación de abogados al servicio de un grupo político con intereses creados.
El pretexto, según ellos, es que las asociaciones de abogados que presiden Rodrigo Lazcano y Flavio Alberto Carro Poblano, han sido rebasadas.
No será que ven en Rodrigo y Flavio a enemigos jurados porque se abrieron a favor de Alejandro Armenta desde la elección interna de Morena y luego en la campaña.
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