Festinan la desgracia, como el asesinato de dos policías municipales y la desaparición en Santa Isabel Cholula de dos menores de edad, pero guardan silencio al ver que el vicealmirante Francisco Sánchez González interviene para alivianar el conflicto policíaco que desembocó en la destitución de Gustavo Alonso González Zapata “Sauce” y tiene en la cuerda floja al director de la secretaría de Seguridad Ciudadana, Fernando Rosales Solís, quien deberá entregar resultados inmediatos para recobrar la tranquilidad en la capital poblana.
Tampoco han reconocido la rápida intervención del estado, el municipio, la fiscalía y la federación en la localización de las jóvenes Victoria y Miriam. Por el contrario, inventaron un falso secuestro y lanzan tarascadas asegurando que existe una confrontación soterrada entre el gobernador Alejandro Armenta y el alcalde Pepe Chedraui, lo que es una mentira gigantesca.
Armenta y Chedraui son amigos.
Así lo han externado abiertamente.
A la vez, cada uno tiene claro su papel, siendo el mixteco el jefe político número uno en la entidad.
Y si hablamos de seguridad pública, Armenta ha recomendado a todos los presidentes municipales atraer mandos marinos y, si no hay respuesta positiva en ese sentido, los ediles saben que su responsabilidad obligada es rendir cuentas positivas, porque lo juraron al pueblo que les dio el triunfo en las urnas.
Pepe Chedraui, si quiere, puede rectificar; es de sabios hacerlo.
No se ha escondido; ha dado la cara a los elementos policíacos y ofrece soluciones.
Está a tiempo y podría ser el momento adecuado, como recomendaría ayer con sensatez el secretario de Gobernación, Samuel Aguilar Pala.
POSDATA: Al paso del tiempo he visto verdaderas confrontaciones entre gobernadores y alcaldes en Puebla. Actualmente, no es el caso; no inventen.
POSDATA 2: Comer croquetas “campeón” tranquiliza a las mascotas de algunos periodistas que supuran por la herida.
POSDATA 3: He contado muchas historias de la BUAP. Intentaré revivirlas antes de que la tinta se seque en el tintero. Por lo mientras, hay que reconocerlo, se impone la negociación inteligente y la buena disposición que guiará a la institución por camino correcto.